Amado Fuguet V.
La falta de materia prima en forma recurrente puede obligar a cerrar una planta. La caída en la demanda puede afectar las ventas. La introducción de una nueva ley puede generar costos adicionales. La regulación de algún producto puede hacerlo insostenible como tal. La devaluación puede cambiar el `presupuesto disponible. La inflación puede generar presiones sobre los salarios. Las disputas políticas pueden derivar en acciones que afecten el funcionamiento de una organización.
En fin, las circunstancias del entorno pueden impactar, como de hecho ocurre, a una empresa y, por supuesto, a quienes hacen vida en ella.
Estos hechos, entre otros, y sus consecuencias son interpretados de distinta forma por agentes externos e internos. Y esas interpretaciones, al convertirse en mensajes, generan actitudes, comportamientos y acciones.
Cuando la gerencia se queda sin discurso ante el efecto de la crisis, se crea un vacío. Los acontecimientos siempre requieren una explicación, una descripción y una orientación sobre cómo van a ser afrontados. Es una demanda de las líneas intermedia y el personal en general.
Ese espacio corre el riesgo de ser llenado por interpretaciones que dan ciertos agentes, en ocasiones con determinados intereses, y que terminan dañando el funcionamiento de la firma, su clima interno e incluso su reputación.
Los ejecutivos y gerentes tienen de esta manera que comprender que una de sus grandes responsabilidades es comunicarse adecuadamente con la gente en la empresa para brindarles la versión de los hechos y ofrecer dirección, además de escuchar sus inquietudes e ideas.
Lo apropiado para este propósito es utilizar canales presenciales, bien sea en forma individual o grupal.