Amado Fuguet V.
Uno de los patrones de comportamiento que se observa en la mayoría de las empresas impactadas por el proceso de fiscalizaciones y acusaciones públicas que se sigue desde principios de mes en Venezuela, es la cohesión del personal.
Luego de superar el choque inicial, y en medio de la incertidumbre sobre su futuro, los trabajadores han hecho causa común, comunicándose entre ellos, dentro de una misma sede o entre distintas localidades de su organización. ¿El objetivo? Defender juntos tanto la seguridad de sus puestos de trabajo, ante la posibilidad de cierre total o parcial de las empresas; como las condiciones para desarrollar sus tareas dignamente en la tienda o en la planta, según sea el caso.
Han surgido líderes naturales que se han activado como promotores de la cohesión, mucho más allá de los cargos que puedan ocupar en la empresa y de la representatividad sindical que pudieran tener en casos determinados.
Reuniones presenciales, grupos en servicios como WhatsApp o Facebook, redes sociales como Twitter, son utilizadas como canales para estar conectados entre ellos, e incluso con públicos externos.
Los dueños y gerentes –también afectados como todos- han tenido que asumir un rol de intensa comunicación interna, tanto para orientar a la gente, como para mantenerla al día sobre la evolución de los acontecimientos.
La solidaridad entre los trabajadores, en algunos casos con bajo perfil público, y en otros con expresiones públicas, es probablemente un mecanismo que, al mismo tiempo, sirve para sobreponerse ante el estado de ánimo sombrío de la crisis, y para generar presión ante la posibilidad de que las empresas cierren o sean tomadas.