Amado Fuguet V.
Está a la vista: en la medida que se ha desconcentrado el poder de proveer información y opinión y se han caído las barreras para generar contenidos, el público cuenta con mayores fuentes y versiones sobre acontecimientos y temas de interés general o especializado.
Las redes sociales, los blogs, los buscadores y las páginas de Internet han multiplicado a velocidad asombrosa el acceso a la información.
Pero como ha sido demostrado, al ser el tiempo un recurso escaso, la cantidad atenta contra la atención. Aún en personas con alta capacidad de concentración, la tentación de conocer y estar al tanto, de hurgar, siempre distrae.
Esto supone un reto para quienes generan contenidos. Deben ser concisos y atractivos sin sacrificar calidad. Lo concreto también puede ser sinónimo de profundidad. La claridad del mensaje no necesariamente requiere de extensas explicaciones.
No se trata sólo de lo escrito o de lo gráfico. También de lo generado en audios o en videos.
Ir al grano facilita compartir ideas, formular preguntas, ofrecer respuestas, brindar información, emitir opinión. De allí la virtud de plataformas como Twitter, con infinidad de contenidos, pero cortos. La sola posibilidad de que se eliminen los límites de extensión genera polémica.
También es un desafío para quien busca contenidos no perderse en la inmensidad, para lo cual debe procurar dotarse de criterios de jerarquización para enfocarse en lo que le interesa.
Si hay algún ámbito competido, es el de los contenidos. Y por eso hay que saber gestionarlos.