Imagine a un chef que quiera distinguirse. Sabe las técnicas básicas de la cocina. Le pone ingredientes a su receta, de acuerdo con una estrategia que va definiendo su estilo en los fogones.
Estos componentes de la sazón constituyen contenidos. Cada plato es un mensaje y el menú completo refleja el posicionamiento gastronómico de este cocinero.
Pero de nada vale si no investiga la preferencia del comensal, sus gustos y sugerencias. Por eso todo buen chef busca crear su comunidad, atenderla e intercambiar con ella.
Igual ocurre en los medios sociales. Específicamente cada organización debe contar con una carta de contenidos que responde a una estrategia de posicionamiento necesariamente alineada con el propósito y los objetivos que se ha trazado en su planificación.
Y no hay una receta única. Habrá técnicas parecidas, pero cada quien buscará crear sus propias comunidades según intereses comunes.
Una ONG tiene un menú de contenidos muy diferente al de un gremio y seguramente distinto al de una empresa industrial. Y el de ésta tendrá elementos poco parecidos al de una de servicios o una comercial. Los sabores son distintos. Usar los mismos ingredientes y las mismas estrategias y tácticas hacen más difícil la diferenciación necesaria.
La planificación editorial de contenidos de las redes sociales y la ejecución creativa según la estrategia de posicionamiento de cada caso, es lo que hace la diferencia. Es lo que ayuda a crear comunidades con las cuales se producen las conversaciones sociales.
Es una de las cosas que hay que aprender de los grandes chefs. Son líderes que se integran. Comparten sus recetas en la especialidad en la que destacan y logran captar ideas de sus seguidores fieles (y de los que aún no lo son). ¡Buen provecho!
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Foto cortesía de Cerveceros de Venezuela, del Concurso Cerveza a la Carta.