Amado Fuguet V.
Para un gerente encargado de desarrollar un proyecto que implique cambio o transformación en la organización -bien sea por la implantación de una nueva tecnología, una mudanza de sede, una reestructuración o cualquier otro proceso que genere este impacto- ; contar con una red de apoyo es fundamental.
Un gerente de proyecto es, sin duda, el principal agente del cambio, y cuenta con otros que también asumen este rol para que la gestión transformadora pueda superar los inevitables factores de resistencia y estimulen participación de quienes forman parte del equipo y de quienes se verán impactados por lo nuevo.
Pero en esa red de apoyo, hay una figura fundamental: el promotor del cambio, también llamado “sponsor” o padrino.
Generalmente su rol es de servir de guía estratégico. Y es por ello que usualmente se trate de un ejecutivo, que puede ser un vicepresidente, un gerente general y a veces hasta el mismo presidente de la organización.
Lo crucial es que tenga poder muy cercano a la toma de decisiones sobre el rumbo del proyecto y los recursos que éste requiere, así como capacidad influyente por su liderazgo en la organización. Y, por supuesto, que asuma un altísimo compromiso con los objetivos que se quieren alcanzar.
El promotor del cambio, aunque no está vinculado en la gerencia del proyecto, observa y escucha lo que ocurre dentro del equipo. Auspicia que la calidad y los tiempos de ejecución marchen dentro del plan. Pero sobre todo, propicia que quienes gerencien el proyecto logren mantener un adecuado y estimulante clima interno.
Para un gerente encargado de poner en práctica una iniciativa que involucre grandes cambios, un buen promotor no es quien le vigila. Es quien le ayuda a desatar los nudos que pueden impedir el éxito.