Amado Fuguet V.
En una sesión de consultoría reciente, en la cuál definíamos con el Gerente de Comunicaciones y su equipo las estrategias de gestión de contenidos para el personal de una empresa que tiene su sede central en Caracas, con plantas en dos zonas del interior del país, surgió una constructiva discusión sobre el estilo del lenguaje para los medios internos.
Cuando el personal de una organización tiene características heterogéneas, es razonable pensar en un estilo segmentado. No sólo para superar barreras de comprensión, sino para lograr empatía y afinidad.
El uso de un lenguaje menos formal y más coloquial, por ejemplo, suele ser el más apropiado en ocasiones, sin que esto signifique apelar a lo vulgar y chabacano, lo cual sería un error.
El estilo conversacional que manejan los gerentes y jefes debe, por supuesto, ser acorde con las características culturales de cada segmento interno, sin caer en extremos que puedan socavar el respeto mutuo.
Uno de ellos es la coherencia de los mensajes. Independientemente del estilo que se utilice, los contenidos deben estar debidamente alineados, de manera que no existan contradicciones que afecten la credibilidad de la información compartida.
La segmentación para el abordaje de temas determinados no contradice que la organización comparta contenidos similares, en un lenguaje institucional comprensible para todos, a través de medios que se distribuyan a lo largo de la organización. Incluso, ésta es la alternativa lógica cuando no existe posibilidad operativa o presupuestaria para crear algunos específicos.