En un contexto complejo como el que se vive en Venezuela este año, los líderes deben promover la comunicación interna mediante encuentros cara a cara
Amado Fuguet V.
El escenario de crisis está en pleno desarrollo. Los acontecimientos políticos de comienzos de año son apenas una primera muestra de los que vendrán en los próximos meses. Y se suscitan en paralelo con manifestaciones de inestabilidad económica que van desde el repunte de los precios y del desabastecimiento, hasta la falta de divisas y el declive del Bolívar en los mercados paralelos.
Este cruce de crisis genera un estado de incertidumbre que afecta no sólo al mundo político, sino a los ciudadanos. ¿Qué ocurrirá? ¿Cuáles serán las consecuencias? ¿Qué hacer? Son preguntas que los venezolanos se hacen en este momento.
Los empresarios, los emprendedores, los gerentes y los trabajadores tienen ante sí un desafío para prepararse y gestionar la crisis que ya toca sus puertas.
En este contexto, el diálogo debe pasar de ser una necesidad retórica a constituirse en un mecanismo que permita mitigar el impacto de lo que podría venir.
La debilidad de poder de las autoridades para afrontar la crisis económica puede generar un agravamiento de las variables y los procesos de procura, financiamiento, producción y comercialización, ocasionando problemas operativos y financieros para el funcionamiento de las empresas. También puede convertirse en excusa para la adopción de medidas extremas como las expropiaciones.
El liderazgo en cada empresa debe protagonizar este diálogo con sus colaboradores. Luce imprescindible activar programas cara a cara para brindar orientación, ofrecer información oportuna, generar sentido de equipo y, muy especialmente observar y escuchar las inquietudes e ideas del personal. Y ofrecer respuestas.
Las organizaciones que tomen previsiones y logren consolidar canales de comunicación efectiva con sus actores clave tendrán más posibilidades de aminorar los coletazos de un contexto complejo como éste que parece signar al 2013.