Amado Fuguet V.
La nueva Ley del trabajo que entró en vigencia esta semana implica varios desafíos para las empresas venezolanas, por las implicaciones que tiene en lo legal, financiero y operativo.
Tomando en cuenta estos efectos, así como las posiciones públicas de diversos actores, las empresas deben tener una actitud preventiva y proactiva que mitigue los riesgos relacionales que pueden surgir entre los patronos y los sindicatos, y los gerentes y los trabajadores, en razón de la interpretación y aplicación de la Ley.
Las empresas en general, y en particular aquellas que tienen abiertos temas laborales-sindicales relevantes, pueden ser objeto de presiones externas e internas que las llevarían a escenarios de cuestionamiento político de mediano o alto riesgo.
Adicionalmente, es necesario observar el comportamiento de la productividad de la empresa y los coletazos que pudieran afectar el clima organizacional.
Todo ello supone un reto para la gestión de comunicación interna, en la cual tienen un rol determinante los dueños y los gerentes de primer nivel de las organizaciones, así como los gerentes medios y los supervisores.
Con el apoyo de las áreas que gestionan las relaciones laborales de la empresa y las comunicaciones corporativas, es necesario brindar orientación e información al personal, tanto en lo que se refiere a los cambios que en lo individual implica la nueva Ley, como en los ajustes operativos.
La comunicación y coordinación con los sindicatos, así como la conversación con los trabajadores, mediante una actitud de escucha, serán determinantes, en unos casos más que en otros, ya que el impacto es diferenciado según el sector de actividad y las particularidades de cada empresa.