Aunque han sido tímidos los pasos que las empresas han dado para incorporar las redes sociales en el ámbito interno, la tendencia es clara: las intranets tradicionales están siendo sustituidas por versiones 2.0, que amplifican la colaboración y la comunicación dentro de las organizaciones.
Plataformas tecnológicas que emulan al Facebook o al Twitter , diseñadas para funcionar exclusivamente dentro del recinto organizacional, han ido propagándose, algunas de uso libre con un límite de funcionalidades, y otras bajo contratación. Muy fáciles de usar, por cierto.
Pero su adopción depende más de la realidad cultural de las empresas que de la viabilidad de acceso a las aplicaciones. En organizaciones donde los directivos y gerentes ven con recelo la comunicación abierta, y donde es baja la confianza entre los individuos y equipos y sus jefes, será cuesta arriba la incorporación de redes sociales internas.
Donde, por el contrario, la gente tiene prioridad y cuenta con oportunidades para expresar sus ideas y criterios dentro de un marco de respeto y sin riesgo de retaliaciones, es más probable que una plataforma social tenga éxito. Porque hay una cultura donde la escucha es la prioridad.
Los tiempos cambian. Lo mismo que está sucediendo en las sociedades, pasará en las organizaciones, porque éstas forman parte de ellas.
Las redes sociales internas las constituyen las personas, no las tecnologías, herramientas, eso sí, muy eficientes que las apuntalan. Las nuevas generaciones se desarrollan en este nuevo contexto. Y son ellas las que definirán la tendencia. Abran paso, que viene el intercambio de conocimiento, de ideas y de opiniones.