Amado Fuguet V.
Los fenómenos políticos cada vez cobran mayor relevancia en los asuntos clave que deben manejar las agencias de comunicaciones corporativas en el mundo. Basta observar la inusitada actividad que en las últimas semanas han tenido las consultoras, especialmente europeas, que en este campo prestan servicio a empresas e instituciones que tienen actividades en los países en crisis del norte de África.
El caso más emblemático ha sido es el de Libia, donde la situación de violencia ha generado un estado de inestabilidad que ha obligado a muchas empresas a disminuir y clausurar operaciones. Empresas como Shell, Repsol, Siemens, Suncor, Odebrecht, entre muchas otras, se han visto obligadas a activar planes de contingencia, donde el denominador común ha sido la evacuación del personal fuera de las fronteras del país en crisis.
Esto ha hecho necesario que las organizaciones hayan tenido que desempolvar protocolos de actuación en crisis, especialmente hacia los trabajadores –y sus angustiados familiares en el exterior- , que han requerido mucha orientación e información ante la incertidumbre que genera el difícil entorno de esa nación.
Aunque mantener operaciones y salvaguardar los activos ha formado parte de los planes que han tenido que poner en práctica las empresas en Libia, destaca una actitud responsable en la mayoría de ellas: salvaguardar la seguridad de los trabajadores. Pero tanto los procesos logísticos como comunicacionales necesarios para brindar seguridad y facilitar el éxodo han sido muy exigentes, dadas las limitaciones al uso de sistemas de telecomunicación e internet y a los riesgos de movilización que implica la violencia que todavía allí se vive.
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