Amado Fuguet V.
Un informe reciente de CTPartners, firma especializada en la captación de ejecutivos, reflejaba que, a diferencia de lo que ocurre en casi toda América Latina, el inventario de talentos en muy limitado en Venezuela.
¿La razón? Por un lado, es cada vez mayor el número de profesionales venezolanos que están emigrando hacia otros países de esta región plena de oportunidades, tratando de encontrar un futuro mucho más claro para desarrollar sus carreras. Por otra parte, la gente preparada de otros países que es solicitada para ocupar posiciones en compañías radicadas en el país, prefiere no venir, dado el entorno político y económico y el riesgo de inseguridad ciudadana.
Es un factor más que se agrega a las dificultades de las empresas en Venezuela para incrementar su competitividad. El estudio de CTPartners comenta, por ejemplo, que los empleadores venezolanos deben acudir a sofisticadas estrategias de reclutamiento y compensación para poder satisfacer sus necesidades de talentos.
En contraste, los profesionales colombianos que en otras épocas buscaron oportunidades en otras latitudes, están regresando a su país. Con ello, las empresas de Colombia cubren rápidamente posiciones relevantes en sus organizaciones. Un añadido: en sectores con perspectivas de desarrollo, como el petrolero, los vecinos están aprovechando el conocimiento que durante años se formó en PDVSA.
En otros países, como Chile, el alto crecimiento de sus economías hace que la demanda de personal preparado sea mayor que la propia oferta, pero logran atraer talento foráneo.
Una cosa es verdad: dado el entorno venezolano, nuestros gerentes y profesionales están cada vez más curtidos para trabajar en ambientes de zozobra, inestables y cambiantes. Y eso lo valoran los caza-talentos.