No pocas empresas se han percatado de que, más allá de la publicidad y las relaciones públicas -procesos muy necesarios-, la imagen de una organización la construyen sus propios trabajadores.
Dime qué piensa tu gente de tí, y te diré quién eres, podría ser una frase apropiada para comprender el asunto.
Es por ello que, cuando una empresa realiza un estudio de clima organizacional, puede tener una buena pista para saber qué puede comentar su personal sobre la empresa.
Si la gente está identificada con la empresa, o si piensa que los jefes son autoritarios, o si considera que en la empresa no se trabaja en equipo; lo más probable es que esos sean los mensajes que los trabajadores transmitirán al exterior de la compañía, lo que puede generar impactos positivos o perversos, según sea el caso, sobre su reputación, e indirectamente sobre los resultados del negocio.
Esa es una de las razones -no la única, por cierto- que deben animar a los empresarios y sus gerentes a diagnosticar el clima laboral y emprender iniciativas que puedan disminuir las debilidades y riesgos detectados.
Los trabajadores son quienes construyen la imagen duradera de las organizaciones.