Amado Fuguet
Los psicólogos dicen que cuando se produce un hecho o se genera una situación que pueda ser percibido por un trabajador como potencialmente perjudicial o muy exigente para él en el ámbito de la empresa, estamos en presencia de estrés laboral.
Los llamados “estresores” pueden ser de diferente cuño: el clima interno, el trato del jefe, los conflictos inter-grupales, la asignación de actividades demasiado exigentes, entre otros. Son endógenos a la organización. También pueden generar un ambiente estresante los embates de los competidores, como ocurre en la gerencia o en los canales de venta.
Otros “estresores” de excelencia son la toma de control y las fusiones, por los choques culturales y por la sustitución de puestos de trabajo por parte de quienes llegan. En nuestro país, hay otros factores externos a la organización que se han puesto de moda: las expropiaciones y nacionalizaciones.
Ponga usted el caso de la cadena Éxito, del grupo francés Casino, con una participación minoritaria procedente de Colombia. Dentro de esta red de supermercados, se han generado conflictos entre quienes ven una amenaza laboral la expropiación por parte del gobierno y entre quienes se identifican con ella. A diferencia de la toma de control por parte de un grupo privado sobre otro, donde los choques se dan entre una organización y otra, en este caso las divergencias se presentan, además, en la misma empresa.
El virus se extiende a otras empresas del mismo ramo, en este caso redes de supermercados, donde ya el estrés está activado: “Podemos ser los próximos”. Unos aplauden y otros no. Y ni se diga lo que se teme en aquellas empresas con capital colombiano. Sus líderes tiene un reto: buscar la forma de controlar este estrés.
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