Comunicación corporativa responsable

AMADO FUGUET V.

Uno de los temas que afortunadamente han sido discutidos en los diversos foros recientes en el mundo de las comunicaciones corporativas, es la responsabilidad implícita de esta disciplina que ha ganado terreno en las estrategias empresariales e institucionales.

Para algunos, no es posible que se desarrollen programas de comunicación corporativa de forma responsable, en el entendido de que ellos sólo obedecerían a los intereses de alguno de los grupos de interés de la empresa. Es probable, como ha ocurrido en la escena pública y privada, que así sea. Pero el paradigma que ha venido ganando adeptos es otro. Los comunicadores han venido realizando una gran labor en promover dentro de la gerencia que toda estrategia comunicacional, para que sea efectiva, debe considerar las expectativas e intereses de todos los actores clave que hacen vida en las organizaciones, directa e indirectamente: los trabajadores, los accionistas, los clientes, los proveedores, los financistas, los aliados, la comunidad, los distribuidores y todos aquellos que de una y otra forma generan valor a los procesos organizacionales. En ese nuevo paradigma cobra relevancia, además, la concordancia que debe existir entre lo que se dice y se hace, para que no exista disonancia alguna, porque cuando la hay, se genera una comunicación  irresponsable. Cuando se ofrece a un consumidor un producto y la empresa comunica sus atributos, la responsabilidad radica en que efectivamente esas características sean percibidas por el consumidor. Cuando se señala que la empresa es una gran  empresa para trabajar, el personal debe percibir que así sea. O cuando la organización asegura que está ejecutando acciones que benefician a la comunidad, éstas deben ser constatables.