AMADO FUGUET VENTURA
Los escenarios ante los cuales se encuentran las empresas venezolanas las han obligado a estructurar acciones preventivas que resguarden su reputación con los diferentes actores que tienen que ver con ellas.
En el pasado, el mayor cuidado se concentraba en mantener una sólida imagen ante clientes, acreedores y accionistas. Las empresas ahora tienen igual cuidado en cuidar su reputación ante otros grupos con los cuales interactúan: la comunidad, los reguladores, los aliados, los proveedores y, muy especialmente, los actores internos: gerentes, supervisores y trabajadores.
La buena reputación ante los actores que participan directa e indirectamente en los procesos internos es de especial importancia. No sólo porque son ellos los que garantizan la continuidad operativa de las organizaciones y la ejecución de proyectos estratégicos, sino además porque son los principales voceros ante los clientes y ante la sociedad. A mayor reputación interna, mayor compromiso para mejorar la productividad, y mayor identificación con la propia empresa.
En la situación actual, esto es un verdadero desafío. La conflictividad laboral, la ideologización de los sindicatos, la caída en las ventas, el encarecimiento de los costos de producción y ventas, así como la multiplicación de controles por los órganos reguladores; no hacen sino poner en riesgo las sanas relaciones con los actores de cada negocio, y especialmente con los trabajadores. De allí la importancia de tomar acciones preventivas que atiendan esta situación especial y preserven la reputación integral.