AMADO FUGUET VENTURA
Como buenos periodistas, los comunicadores corporativos escudriñan el entorno de las entidades con las cuales colaboran y evalúan el impacto que en ellas pudieran tener los temas que ocupan a la opinión pública. Monitorean las posiciones de los actores clave sobre asuntos de interés para la organización, analizan las jugadas y movimientos en los mapas de poder, y vigilan los pasos de la competencia y los reguladores.
Se ocupan de comprender el clima interno, las relaciones de los diferentes grupos que hacen vida en las organizaciones, el comportamiento de los líderes, la gerencia media, los supervisores y los trabajadores.
Participan en la definición de las estrategias, o buscan interpretarlas e impulsar su comprensión entre quienes hacen vida en la empresa, primero, y entre los demás actores con intereses en ella, después. Definen los mensajes fundamentales y ponen a funcionar plataformas de medios, canales y programas que permitan orientar, informar, motivar y escuchar. Propician que el liderazgo se involucre y cominique con un alcance interactivo y no sólo divulgativo. Se inmiscuyen en los procesos operativos y actúan como agentes del cambio organizacional. Tienen una clara orientación al cliente interno y externo.
Buscan que sus organizaciones se vinculen a las comunidades, la sociedad, los gremios y las instituciones. Colaboran con sus colegas de los medios. Defienden valores y principios éticos en el ejercicio de su profesión. Sobre todo, nunca pierden su condición de reporteros, por lo que comunican con base en hechos. Para los buenos comunicadores corporativos, la imagen y la reputación se edifican sobre bases sólidas. La palabra no basta.